Ir a un retiro, qué emoción... creo que es una de las experiencias más bellas de este mundo, ya que allí descubres a Dios de una forma especial y única, tal como si estuviera una sólo con él. Muchos tildan estas actividades como si uno estuviera loco o simplemente no supiera lo que está haciendo uno, otros dicen vacaciones y los más ateos dicen que eso es ir a gastar dinero sin sentido. Pro ahora sólo tengo una esperanza: que en octubre, mis chicos de confirmación descubran a Dios en sus vidas y que así lo puedan seguir de cerca, tal como le gustaría a muchas personas disfrutar de un retiro anual. Quizás en la preparación de los retiros se subestima las oraciones y la unión del equipo que va a cargo de los formandos, pero es algo escencial para lograr que Dios se pueda manifestar en medio de los llamados a su encuentro.
Muchas veces me gustaría que mis retiros fueran algo más extenso, pero si no se puede, habrá que vivirlo lo más intenso y fuerte que se pueda.
domingo, agosto 13, 2006
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